jueves, 25 de septiembre de 2008

Marketing y Packaging. Cuando el envase marca la diferencia

Los envases, envoltorios o etiquetados de los productos comerciales son algunos de los elementos que forman parte de lo que denominamos packaging o packages.

Dentro de la mercadotécnia el Packaging se posiciona como la mejor herramienta de Marketing y por ello la evolución e innovación en estos procesos adquieren vital importancia para conseguir que un determinado producto consiga lograr el éxito dentro de un mercado cada día más competitivo.

La inmensa cantidad de productos que compiten en un mismo mercado obliga a las marcas y compañías a desarrollar continuamente procesos que aporten a sus productos la fórmula visual que les haga marcar la diferencia.

La mayor parte de los productos que consumimos vienen en un envase y aunque éste, generalmente tiene una vida efímera, cumple una serie de funciones básicas: protege el contenido, facilita su almacenamiento, da información a los consumidores sobre el producto y les ayuda a saber cómo utilizarlo.

Más allá de estas básicas funcionalidades, el Packaging aborda diferentes cuestiones relacionadas con el propio diseño de estos elementos y donde también son estudiados otros componentes como el material con el que son desarrolladores, forma y estructura, gráfica, diseño e ilustraciones, etc…

En los procesos de Packaging cada producto puede reunir una serie de características únicas que lo diferencien del resto marcando la diferencia. Factor importante en los objetivos comerciales de la propia marca o producto.

La presentación de un producto, su envase, su etiqueta, envoltorio, etc… se convierten en el último elemento de la cadena de promoción y ventas así como el elemento que posee la función de atrapar la atención consumidor y consigue que cada producto adquiera una personalidad propia.

Para culminar y conseguir los objetivos marcados, los procesos de Packaging deben tener en cuenta diferentes factores antes de diseñar el envase de un producto entre los que destacar el tipo de consumidor o público al que va dirigido el producto, las tendencias del mercado o los materiales con los que será fabricado.

El diseño vende

No debemos de olvidar la finalidad de toda estrategia comercial, de promoción o de Marketing. En todas ellas, el denominador común se reduce a mejorar y aumentar los resultados y las propias ventas de un servicio o producto. Por ello el Packaging otorga mayor protagonismo al aspecto visual y al propio diseño de cada producto.

En algunos sectores como el de los productos de consumo alimentarios el Packaging se presenta como una extenso catálogo de propuestas para el consumidor donde se involucran todos los sentidos. Cada producto utiliza “Sus galas” para seducir y convertirse en la mejor opción del consumidor que en muchas ocasiones actúa de forma compulsiva “dejándose llevar” o convencer por las señales emitidas a través de estos elementos.

El resultados de estos procesos pueden ser determinantes para esta elección y el éxito comercial de cada producto que en algunas ocasiones puede multiplicar por 10 sus propias ventas.

Packaging y Economía.

La recesión económica de muchos países afecta de forma directa a multitud de productos y marcas. Sobre todo a aquellas que mantienen un alto precio por encima del resto de productos similares.

Este factor impulsa más aun los esfuerzos invertidos en estos procesos. Los consumidores se vuelven más selectivos y toman los precios como factores determinantes. El mundo del packaging se mueve mucho en base a la demanda pero también en función de la innovación y la creatividad.

Por ello las grandes marcas atacan continuamente con innovaciones que conviertan a sus productos en “estrellas destacadas” que intentan mantener su liderazgo y la opción más atractiva para los consumidores.

La gran competitividad ha producido que el mercado global haya aumentado la demanda de etiquetas y diseño de envases.

A nivel mundial se estima que el negocio del packaging o embalaje mueve unos 424 mil millones de dolares y el crecimiento del sector se estima que será del orden del 4,1% para los próximos quince años.
(Publicado por www.puromarketing.com el 7 de Marzo de 2008)

ARTÍCULOS PARA NO-DISEÑADORES

Cuatro pequeños artículos sobre todo lo que usted debe saber para desarrollar un buen proyecto en equipo con un diseñador.

1- Introducción
Después de varios años de trabajar en una compañía dedicada al diseño, he compilado algunas de las situaciones más frecuentes entre el cliente y el diseñador. En muchos casos el manejo de estas situaciones facilita obtener buenos resultados. Si usted ve a su diseñador como un consultor, como a su médico de confianza, como a su abogado confidente, es probable que el resultado sea exitoso.

Para empezar es muy importante aclarar que el diseño no es un problema de gustos o preferencias… Incluso no es un problema que dependa exclusivamente de la inspiración… El buen diseño, es la mezcla justa de los elementos… es la re-creación de la realidad por esto la modifica, la distorsiona, la refresca… El buen diseño genera emociones, ideas, sentimientos… Refleja conceptos, posiciones, ideologías… No se somete a fórmulas y está dispuesto a romper las reglas.

El diseñador es un estratega, que combina las variables de la realidad con conceptos de comunicación para mostrar algo que ya existe de una forma totalmente nueva.

Piense en esto: Si usted va al médico y pide que le recete Ambramicina, podría tener un médico irresponsable, que le receta el medicamento sin conocer el estado de su salud. Claro, existe la posibilidad de que usted realmente necesite Ambramisina, pero también es probable que exista un medicamento más avanzado, que usted no necesite este antibiótico, que usted sea alérgico, que usted tenga cierta extraña adicción, que sea hipocondríaco… Un buen diseñador es un consultor que debe diagnosticar sus necesidades a partir de una entrevista juiciosa y estructurada. El diseñador está para proponer soluciones de comunicación dentro del contexto de un problema.

Vea el diseño como una herramienta … En términos prácticos, un buen diseño es la diferencia entre que sus productos se vean baratos o caros, entre estar bien vestido y verse espectacular, entre ser visto y ser deseado.

2- No pida tres propuestas, pida un buen proyecto

Pregunta: ¿Le pide usted a sus abogados, 3 propuestas de contrato? ¿Le pide usted a sus médicos 3 propuestas de medicamento? ¿Le pide usted a su carnicero 3 modelos de corte de chatas? No. Usted pide el mejor contrato, el mejor medicamento y las mejores chatas.

Con el diseño es igual. Pida el mejor diseño. Dedíquele tiempo a analizar la situación, las necesidades, las opciones… Decisiones como el color, la tipografía o la imagen deben provenir de un concepto creado en equipo con su diseñador.

Piense desde su producto, no piense desde sus preferencias: Por ejemplo, a usted no le gusta el verde, pero su compañía vende espinacas… Qué hacer?

No piense en el verde… piense en sus opciones… Empáquelas en negro y dorado y duplique su precio, o envuélvalas en papel craft y ofrézcalas en mercados de alimentos orgánicos, o distribúyalas en bolsas transparentes y empacadas al vacío y haga negocios con la NASA. Son sus espinacas, y el éxito del diseño depende del contexto.

3- De tín marín ... cómo escoger un buen diseñador

Ya sea que usted esté buscando un diseñador freelance o una oficina de diseño, es importante que tenga en cuenta los siguientes aspectos:

Trabaje con un diseñador con el que se identifique.


Prefiera un diseñador brutalmente sincero a uno sospechosamente complaciente. No trabaje con alguien que le diga “si” a todo, “su mejor amiga no le va a decir que se ve gorda o que está mal vestida”.

Escoja a alguien que sea capaz de decirle que está equivocado a partir de conceptos y ejemplos.

Tome la decisión a partir del portafolio, preferiblemente de proyectos experimentales y/o personales, es en ellos donde se puede ver el verdadero alcance de un diseñador.

4- Pequeños consejos, grandes proyectos

A continuación encontrará algunas ideas que pueden servirle cuando inicie un proyecto con un diseñador.

Déjese sorprender. Corra riesgos. Enfóquese en compilar la mejor información de sus productos y servicios. Déle al diseñador la misión de interpretar y de crear soluciones innovadoras.

Lo que funciona para unos no funciona para otros. No se complique mirando exclusivamente lo que otros hacen. Use esta información a manera de inventario, y preocúpese por saber que funciona para usted.

Haber navegado en Internet no implica saber de Internet. Así como ser un fanático del fútbol no implica que usted sea el mejor director técnico. (Aunque este seguro de ello).

Invierta en fotografía. Un producto + una mala fotografía = un producto barato o malo.

Pensar en grande no implica invertir en grande. Invierta en grandes ideas con presupuestos moderados.

Si su logotipo lo hizo su hijo en Power Point, si no se ve bien en su versión en negro, si no se entiende cuando lo manda por fax, si tiene muchísimos elementos, si hace que su empresa se vea pequeña, poco seria, o ingenua… usted no tiene un logotipo.